lunes, 7 de mayo de 2007

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 Juan Ignacio Morales Castañeda
3 de junio, primera etapa
Lunes, 07 de Mayo de 2007
Correo

  • Permanente el pleito de Guanajuato con el gobierno federal
  • Habría reconciliación o ceses al término del primer asalto
  • Los alcaldes entre la rivalidad del presidente y el gobernador
  • Le faltan tablas a la lideresa interina del sindicato universitario
  • Penosas explicaciones del alcalde de Los Ángeles por la golpiza


El tres de junio, fecha en que se celebrará en León la Asamblea Nacional del PAN y en la que se resolverá la feroz batalla entre los doctrinarios y fundamentalistas por el control del partido, es también el plazo para que se definan las 15 vacantes de delegados federales en Guanajuato y dependiendo de la facción que controle a la mayoría del Consejo Político Nacional, hasta de primeras reestructuraciones en el gabinete estatal, donde lo más barato para bajar de tono la animadversión con el equipo calderonista sería el cese del claridoso secretario de Gobierno José Gerardo Mosqueda Martínez. Luego de ver en letra de molde temerarias afirmaciones como la de que Felipe Calderón le debe la presidencia de la república a la operación electoral multiplicadora por 18 del ahora gobernador Juan Manuel Oliva Ramírez y el regaño sácale punta a 30 de los representantes del gobierno federal en Guanajuato, hasta a los mismos panistas les parece que se le pasó la mano y que es del todo gratuito amarrarle las navajas a su jefe nada menos que con el presidente de la República. Ya ni caso tiene echarle la culpa a los malvados reporteros de que hayan malinterpretado lo que dijo el funcionario o que entre la macolla de delegados ninguno se sintiera incómodo frente al exhorto de que antes que su patrón está el gobernador, lo que dijo Mosqueda Martínez es parte de las pésimas relaciones entre el presidente y el gobernador con el trasfondo de la disputa por el control del partido; en este contexto lo que más preocupa a los presidentes municipales no es que se tundan entre ellos, sino que la consecuencia sea la falta de apoyos federales.

En esta mala relación de Guanajuato con el gobierno federal ya va para tres sexenios que cae la misma maldición: en los tiempos de Ernesto Zedillo de plano se negó a visitar a Guanajuato donde el pintoresco gobernador Vicente Fox se mofaba de él en público, le decía "Zedillín"; luego el mismo Vicente Fox advirtió apenas empezado el sexenio que su estado de residencia no recibiría trato preferencial contra la mala costumbre de sus antecesores que favorecían a sus estados; ahora que este gobierno podría cobrar la factura de haberle dado más de un millón de votos a Felipe Calderón en lugar de una relación institucional convencional lo que se emplaza es un pleito. En diez de los municipios de Guanajuato no gobierna el PAN, son los más pequeños y los más pobres y sin embargo van en el mismo costal de los afectados por el pleito; a toro pasado es el mismo secretario de Gobierno el que recuerda que una parte de su función es ser el enlace institucional de los tres niveles de gobierno, lo que incluye a todos los alcaldes y no sólo a los 36 de su partido que igual lamentan por lo bajo el tono beligerante de la relación con el gobierno federal; en la misma frecuencia parece una ironía que en las medias aclaraciones se mencione incluso a la población que asiste como el convidado de piedra a esta reyerta extraña. Como en la lucha libre, la primera etapa del pleito tiene plazo al 3 de junio. Dependiendo de cómo arreglen sus asuntos internos los panistas ya se verá si el Yunque se consolida como la corriente dominante o cede frente al poder presidencial, para entonces ya no habrá pretexto para designar a los 15 delegados que faltan incluyendo el de la PGR que es el que más demandan los empresarios, pero tampoco se podría descartar que en una posible reconciliación entre el presidente y el gobernador queden cabos sueltos o chivos expiatorios, en este caso el belicoso secretario de Gobierno.

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