Lunes, 08 de Octubre de 2007
Editorial Correo
Según el recuento que realiza la Procuraduría General de Justicia del Estado, los municipios más inseguros del estado son los de Celaya, León, Guanajuato, San Miguel de Allende e Irapuato.
Así se desprende del número de averiguaciones que la dependencia inició desde el primer día de enero hasta el 31 de agosto del presente año: 60 mil 533 en todo Guanajuato, de las que únicamente ha consignado seis mil 782.
Si se considera que esas demarcaciones ocupan tradicionalmente los primeros lugares en los indicadores de la PGJE, bien podría decirse que no hay nada nuevo. Pero si se considera el reducido número de consignaciones, que apenas llega al 11 por ciento, la conclusión es más grave todavía: en nuestro estado la impunidad tiene carta de residencia.
Lo que preocupa es que la inmensa mayoría de las personas que cometen delitos no reciban ningún castigo. De tal cuenta que no importa si las penas se endurecen o no, si la ley es blanda o dura, pues simplemente no se aplica y los delincuentes saben a la perfección que el ilícito paga.
El peligro, y en este sentido también los indicios van al alza, es que nuestro estado esté en vías de convertirse en un paraíso para las bandas de criminales. Esa es una idea cada vez más extendida entre los ciudadanos, la que causa temor e incluso zozobra a quienes han sufrido en carne propia la violencia de la inseguridad.
A un año de iniciado el sexenio, la responsabilidad del gobierno del estado es cambiar la realidad descrita en los indicadores de la PGJE. En el tema de la seguridad está prohibido fracasar.
lunes, 8 de octubre de 2007
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