La Jornada
■ Javier Villaseñor llama a debatir sobre el uso del patrimonio nacional para espectáculos
■ De no actuar corremos el riesgo de enfrentarnos a situaciones que ya ocurren, pero que no tenemos acceso a su regulación, alerta
■ Abordará el tema en el Museo Nacional de Antropología
Fabiola Palapa Quijas
El uso del patrimonio nacional para espectáculos representa una coyuntura histórica, que requiere un análisis serio sobre el tema del turismo cultural en el país, consideró Carlos Javier Villaseñor Anaya, jurista y asesor externo de varias instituciones culturales.
“No debemos cerrar los ojos y posponer su análisis; creo que es un buen momento para abrir una discusión, una articulación de todos los niveles de gobierno para lograr propuestas de desarrollo sustentable mediante el uso responsable del patrimonio cultural.
“De no hacerlo así, y posponer más tiempo el análisis, corremos el riesgo de enfrentarnos a situaciones que están ocurriendo, pero que ya no tenemos acceso a su regulación.”
Se descuida la protección
Javier Villaseñor Anaya –quien hoy abordará el tema del contexto jurídico en México en relación con la riqueza cultural inmaterial, en el Museo Nacional de Antropología– explicó que no ha sido comprendido el término de patrimonio intangible, el cual representa un conjunto de conocimientos y de maneras de ver al mundo, que finalmente son la causa por la que se producen los bienes materiales edificados.
De acuerdo con el jurista, al no entender la importancia de los bienes se descuida el aspecto de la protección, que conlleva un instrumental legislativo y jurídico.
“Me parece que esta inquietud (de proteger) viene de la Declaración de México sobre políticas culturales de 1982, donde lo importante es la definición de cultura como una manera de estar en el mundo y que está relacionada con el patrimonio intangible”, explicó Villaseñor Anaya.
Agregó que al estar acostumbrados al tratamiento monumental y tangible del patrimonio, las concepciones clásicas de conservación, preservación y restauración, resultan poco aplicables para el patrimonio intangible, que es una categoría totalmente distinta.
“Al contrario del patrimonio material, el inmaterial está en constante evolución y se necesita restituirle sus valores originales y estéticos, de ahí que resulte contradictorio ver a los bienes intangibles como objetos de conservación, de reintegración y preservación.
“Es tan complejo el patrimonio inmaterial que hay fracciones que se protegen de manera distinta. Una parte del patrimonio inmaterial puede acceder a mecanismos de protección por diferentes medios.”
Incursión del dominio económico
Durante su intervención en el Seminario Patrimonio Cultural Inmaterial: Protección y Legislación, que se realizó ayer en el Museo Nacional de Antropología, el sociólogo e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Antonio Machuca Ramírez consideró que avanzar hacia sistemas de protección de bienes culturales implica la preservación desde el aspecto cultural y no sólo desde el ámbito económico.
“Los bienes culturales –prosiguió Machuca Ramírez– ameritan medidas especiales de protección que pueden ser diseñadas en función de las características de cada país, tomando en cuenta que responden a necesidades específicas inherentes a su respectivo ámbito.”
Asimismo, el especialista deploró que desde hace algún tiempo las naciones más poderosas del orbe que detentan el capital mundial se han propuesto ampliar su esfera de dominio económico al incursionar en el sector cultural, ya que tiene un papel importante en el proceso de desarrollo.
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