domingo, 17 de agosto de 2008

Vive México atmósfera sombría que no se merece: Monsiváis

Notimex
Bogota, Colombia, viernes 15 de agosto de 2008

Asegura que la sociedad bajo una sensación de fragilidad síquica que no se merece, a causa de los secuestros y el narcotráfico

El laureado escritor mexicano Carlos Monsiváis afirmó hoy que su país vive una "atmósfera sombría" que tiene a su sociedad bajo una sensación de "fragilidad síquica que no se merece" , a causa de los secuestros y el narcotráfico.

En entrevista con Notimex, el literato dijo que "hay un ánimo convulso y hay una sensación de fragilidad síquica, que no es admisible, como es el caso desdichado del niño Fernando Martí, y muchos otros niños y adultos que han muerto", luego de ser secuestrados.

"Lo que me queda claro es que no se puede seguir así" , añadió Monsiváis, que llegó este viernes a la capital colombiano para dictar una conferencia sobre la crónica latinoamericana, por invitación del Fondo de Cultura Económica (FCE).

A juicio del cronista mexicano, en su país hay "una atmósfera sombría que la sociedad no se merece y exige un esfuerzo conjunto, (aunque) no tengo la capacidad para señalar caminos".

Planteó que las medidas que se discuten en México para combatir el secuestro y el narcotráfico tienen que partir de un profundo análisis de la impunidad y de la composición de los organismos policíacos, que están implicados en esos delitos.

"Mientras no haya un análisis de la impunidad en todos los órdenes, creo que es muy difícil que se avance" en la erradicación de la criminalidad en el país del norte (Estados Unidos) , acotó Monsiváis.

Expresó su apoyo a todas las medidas conducentes a terminar con la práctica del secuestro, a excepción de la pena capital, porque "no puede ser que si estamos luchando porque no se ajusticie a un mexicano en Estados Unidos, se instale la pena de muerte en México" .

En cuanto a la propuesta de cadena perpetua que impulsa el presidente mexicano Felipe Calderón, el escritor dijo que esta figura ya existe en México, si se tiene en cuenta que la ley contempla penas máximas de 70 años.

"Ya hay una pena de 70 años y al menos que sea prodigiosamente longevo, nadie puede pensar racionalmente que con 70 años de cárcel no sea cadena perpetua", comentó.

Insistió, sin embargo, que todas las propuestas para combatir este tipo de crímenes tienen que ser discutidas por penalistas, legisladores, sociólogos y la sociedad en general.

México ocupa el primer lugar en el mundo en la actividad del secuestro, de acuerdo con estudios de diferentes organismos internacionales, y los carteles de las droga son los más poderosos, desplazando a las mafias colombianas.

Monsiváis definió el secuestro como uno de los "delitos más viles y monstruosos", debido a que se considera al ser humano como "una mercancía sujeta al maltrato, tortura y humillación continúa" .

La venta de armas de contrabando es otro factor que agudiza la inseguridad en México, porque las organizaciones delictivas tienen abierto ese mercado, pero a la vez hay un grueso número de la población que también las adquiere para su defensa.

Para Monsiváis, el tráfico de drogas, armas y el secuestro es una industria delictiva "que desdichadamente florece y tiene su asiento en las grandes ciudades y en el campo, en las zonas de las clases medias y populares".

Advirtió que el norte de México es la "zona más acosada por la industria del secuestro, mientras que en la Ciudad de México se dan los secuestros express".

En Tijuana, por ejemplo, en un día se puede contabilizar entre 60 y 70 plagios, incluso se ha llegado a negociar el rescate de personas que murieron en cautiverio, aseveró.

Monsiváis consideró que el primer resultado de esta situación es la "pérdida de la confianza para salir de noche, es la sensación de angustia que se produce con frecuencia".

Insistió que la gravedad del fenómeno está en que la gran red de protección de la delincuencia organizada está en las instituciones policiales, en el Poder Judicial y en "muchas otras instancias".

"Se habla mucho del narcotráfico como Estado paralelo, eso no lo podría decir, pero en lo que sí estoy seguro es que la impunidad es un Estado paralelo" , puntualizó Monsiváis.

Sostuvo, asimismo, que el gobierno y los partidos políticos de México deben "estar a la altura" para tomar las medidas necesarias para erradicar la criminalidad, pues de lo contrario "estamos perdidos".

"Si los partidos políticos, el gobierno federal, el de la Ciudad de México y de los estados, especialmente del norte, no están a la altura, el país esta realmente en riesgo de ver quebrantadas dos instituciones: la confianza y la justicia", dijo.
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Plan B
Lydia Cacho
El Universal, lunes 11 de agosto de 2008

Encendemos la radio, tres personas fueron acribilladas en Tamaulipas; cambiamos de estación; el hijo de un empresario fue encontrado muerto luego de haber sido secuestrado. En internet encontramos que la agencia de noticias CIMAC fue asaltada en la ciudad de México, se llevaron todo, las reporteras estaban investigando las violaciones y feminicidios de mujeres indígenas en la sierra de Zongolica. En Chihuahua tres niñas más fueron asesinadas. Los diarios dan el recuento de acribillados del día. Estamos saturados de violencia, de gritos de guerra.

La sociedad mexicana vive sumida en el miedo, la indefensión y la rabia. Emilio Gamboa Patrón, adalid de la justicia diferenciada, en defensa del padre del joven asesinado, en su investidura de líder del Congreso, exige pena de muerte para los secuestradores. Otra diputada pregunta en voz baja ¿sólo para quienes secuestran ricos o también para los que secuestran y matan niñas y mujeres pobres en Ciudad Juárez? Un diputado le dice que no sea políticamente incorrecta, puede ofender a la familia del joven asesinado. Ella no minimiza la pérdida de los dueños del emporio Sports City, señala que hace años la clase política no se había pronunciado tan indignada por un delito cometido contra una persona. En su enojo la gente pide pena de muerte, más poder a la policía (negando su probado poder de corrupción). La violencia genera más violencia, y hasta el Presidente está movido por el miedo y la rabia. Cada tanto la sociedad se rebela contra un caso, marcha, denuncia, grita ¡basta ya! Y luego vuelve a la vida de siempre. Las familias a llorar sus pérdidas, algunas emigran a tierras más seguras.

Yo prefiero preguntarme ¿por qué cada vez más mexicanos están dispuestos a matar y dañar a sus compatriotas? ¿Cómo llegamos hasta aquí? A convertirnos en una patria llena de ira, de sed de venganza, profesionales del crimen. No podemos olvidar que es responsabilidad de las autoridades detener la violencia, no fomentarla. Felipe Calderón debe saber que promover una cultura de guerra, de te matan o matas, tendrá consecuencias sociales de largo plazo.

Un secuestrador mata a un niño, la sociedad pide que lo maten a él. Y lo pide porque detrás de su sed de venganza está el miedo de que el próximo secuestro sea en su familia, en un ser querido. Pero habrá otro secuestrador, y otro más. Mientras eso sucede descubrimos que cuando no entendemos el miedo, elegimos convertirnos en agresores. Y la violencia generada desde el poder, produce más opresión. La guerra deviene en más miedo, en más violencia. Más opresión, genera más rabia, más delincuencia. México es un gato que se persigue la cola dando círculos. No acabamos de comprender que los verdaderos enemigos de México son la pobreza, la desigualdad, el abuso del poder político que coarta la libertad individual y colectiva, y la falta de oportunidades para que millones de personas le encuentren sentido a sus vidas.

Sabemos que el sistema de justicia necesita ser renovado integralmente, los buenos proyectos contra la impunidad sobran. México no sanará con más violencia. La justicia no es venganza, sino orden moral. ¿Quién nos lleva de la mano a sanar al país mientras ellos juegan a la guerra?

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