por J. Rueda
Resulta contradictorio que deban ser los ciudadanos los que exijan a la autoridad la observación de la ley, sin embargo esta situación en México es una realidad. Las autoridades frecuentemente soslayan las normas, toman decisiones sin ponderar todas las facetas de un problema y reforman las leyes sin atender al bien común. Esta realidad no es exclusiva de nuestro país, pero es en estas latitudes donde tal paradoja atenta contra la convivencia y el desarrollo armónico de la sociedad, y desafortunadamente en San Miguel no escapamos de ello. Motivados por las consecuencias de esta situación un grupo significativo de sanmiguelenses han constituido una asociación civil que pretende contrarrestar, y aun superar, esta contradicción.
Tampoco es una cuestión exclusiva de la actual administración, -si consideramos que existe, desde1939, una ley que consagra muchas de las exigencias que la nueva asociación “Va por San Miguel” ha hecho suyas- han sido casi 70 años de simulación que han llevado la situación del municipio a un punto crítico. Ahora bien, la ciudadanía también ha evolucionado y ha pasado de una actitud general de observación pasiva y cómoda a percibir la apremiante necesidad de revertir el deterioro de nuestro entorno.
Reconociendo el trabajo de las organizaciones civiles preexistentes en el municipio esta nueva iniciativa entra al relevo y quizá estemos presenciando el nacimiento de un amplio frente cívico. Esta asociación pretende pasar de “la protesta a la propuesta”, desea asumir un papel activo y ser corresponsable de las decisiones de las autoridades municipales, ya no el enfrentamiento o la simple anuencia para trabajos de fines filantrópicos.
Esta aceptación de mayoría de edad por parte de la ciudadanía, alienta a olvidar la pasividad que permite la discrecionalidad del gobierno y la coloca como sujeto de interlocución: no es por decreto que se debe convocar a la participación ciudadana en la toma de decisiones, sino por el crecimiento y responsabilidad de los propios ciudadanos. La democracia no radica en la emisión de un voto el día de las elecciones -como regalo divino-: es el marco de interacción y participación cotidiana entre los ciudadanos y sus autoridades.
Es loable la creación de esta organización ya que después de tanto tiempo ojalá podamos decir que los ciudadanos estamos listos para participar del gobierno de nuestra ciudad, porque es únicamente en la medida en que la sociedad esté pendiente de su propio comportamiento que podrá decidir qué rumbo tomar.
Los gobiernos no están conformados por ángeles o personas infalibles, ni la sociedad es un dechado de virtudes. Son algunos de los miembros de la misma sociedad los que solicitan o permiten el torcimiento de las leyes; es cuestión de que cada uno asuma el papel que le corresponde y todos en conjunto velemos por el sano desarrollo del cuerpo social. No es acertado dejar en manos de las autoridades toda la responsabilidad, como lo hacen los niños con sus padres, como tampoco es deseable que la autoridad sólo admita las observaciones y requerimientos que le son cómodos y beneficiosos. Ya es momento de que cada parte asuma el papel que le corresponde y actúe en consecuencia.
Hoy tenemos la oportunidad de incidir en las decisiones de gobierno a través de una organización que vigile el cumplimiento de sus compromisos y que apoye a nuestros funcionarios públicos en las tareas que nos beneficien como sociedad. Nada sería más deseable que sociedad y gobierno formaran un frente común a favor del desarrollo armónico y sustentable de San Miguel. Dejemos de lado la idea de “buenos y malos”, asumamos que como habitantes de San Miguel, nacionales y extranjeros, tenemos responsabilidades; lo primero es conducirnos con la honestidad y el respeto que demandamos de otros y después, por supuesto, asegurarnos de que las autoridades cumplan con las leyes y el trabajo que se les ha encomendado.
“Va por San Miguel” bien pudiera convertirse en el pivote que articule la participación e inquietudes de los habitantes de nuestra ciudad y las diferentes instancias de gobierno municipal, estatal y federal; sin embargo, esto no ocurrirá por arte de magia, sólo la activa participación ciudadana podrá acrecentar el peso de las decisiones de esta asociación.
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