jueves, 9 de agosto de 2007

Esto se publicó en junio del año pasado

Envuelve contaminación A Salamanca

Fuente: am.com.mx( 2005-06-06 )

El deterioro ambiental incide en la frecuencia de asma y gastritis, y enfermedades en la piel y el hígado
Por CECILIA BARRETO VECINDAY

Silvia Granda Luana vive con su familia en la colonia La Cruz, de Salamanca. Los medicamentos para su nieto Jesús Fabián Aboytes, de un año y nueve meses, costaron dos mil pesos, suma considerable cuando se trata de una familia de escasos recursos.

El pequeño estuvo dos semanas internado por una infección aguda en la garganta que derivó en bronconeumonía; su hermanito también fue a parar al hospital pero por ronchas “como pústulas” que le salieron en la piel.

El diagnóstico del médico que atiende el dispensario gratuito de la zona, vincula las afecciones a la contaminación.

La Cruz es una colonia popular de casas humildes y calles angostas próxima a la refinería de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a escasos kilómetros de Tekchem (empresa que alberga pasivos ambientales a cielo abierto) y vecina al tiradero municipal.Los vecinos de la colonia frecuentemente se enferman de tos y de gripe; “hay puras infecciones y ronchas en la piel, no sólo en los niños sino en las personas mayores”, comentó Silvia Granda.

En esta zona habitada por 300 familias son habituales los dolores de cabeza y garganta, gastritis, irritación en la vista e infecciones en la piel.

Y aunque el diagnóstico de los médicos coincide respecto a la relación de estas enfermedades con la contaminación reinante, no abundan documentos que lo certifiquen.

Por aire

Un breve recorrido por la ciudad de Salamanca legitima muchas de las preocupaciones de su gente. Ráfagas pestilentes de indefinida procedencia y una bruma constante que desdibuja el horizonte, son sólo evidencias que permiten dimensionar el tema.

Tanto como las rejas, postes y autos corroídos por la lluvia ácida (en particular en la colonia San Juan), así como los testimonios que descansan en la memoria histórica y reciente de los vecinos: el recuerdo traumático de las explosiones de Tekchem el 12 de septiembre del 2000, la insólita “lluvia” de cinco mil aves muertas ocurrida el 28 de noviembre del 2003, el incendio del río Lerma y la desafiante nube “azufrada” que cruzó la ciudad el pasado 21 de mayo a las 9:15 horas.

Los daños se dan desde varios frentes: aire, suelo y agua.La contaminación del aire de Salamanca radica en varios factores, pero fundamentalmente en la emanación de gases de dos grandes empresas: la refinería de Petróleos Mexicanos Antonio Amor y la central termoeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad. Además de otras industrias contaminantes de la zona, la quema de pata de trigo y un mercado automotriz robusto con un promedio de dos y tres autos por hogar.

Las emanaciones de bióxido de azufre derivados del procesamiento de petróleo con altos volúmenes de azufre y la producción de energía mediante combustóleo pueden causar daños irreparables a la salud.

En concreto, un informe de la Jurisdicción Sanitaria de Salamanca sostiene que el bióxido de azufre se genera por el uso de combustibles fósiles que contienen este químico. Estos óxidos al hidratarse con las mucosas humanas forman “ácidos sumamente agresivos que constituyen un riesgo al producir irritación e inflamación aguda o crónica”.

Según el diputado salmantino Juan Alcocer Flores (atualmente Director del Instituto de Cultura del Estado)“sólo las empresas saben exactamente lo que se está cocinando en las calderas”.

Al respecto, sostiene que debido a la economía petrolizada del país, es utópico suponer que Pemex va reducir la producción. Tampoco se espera que cierre una planta que es la principal fuente de empleo de Salamanca.

“Queremos que se invierta lo que se tiene que invertir en reconfigurarla”, exigió el diputado, y recordó la reciente promesa de la refinería de invertir tres mil millones de pesos con este fin.A pesar de esto, varios ciudadanos coinciden en que durante la madrugada ambas empresas limpian sus calderas (se les inyecta aire para que el producto se eleve) así como los días festivos en que las personas están pendientes de otros temas. Los aromas pestilentes se acentúan en esas horas, así como la expulsión de hollín que puede juntarse a manos llenas.

El efecto de estas partículas en la salud humana está estudiado: cuando las partículas suspendidas en el aire tienen un diámetro de 10 micrómetros, el organismo las filtra y los daños no son tan profundos como cuando éstas miden 2.5 micrómetros y llegan a los pulmones.

A propósito, un análisis de la Secretaría de Salud sobre la mortalidad general del municipio de Salamanca fechado el 15 de noviembre del 2004 registra un incremento de casi 10 puntos de enfermedades del hígado respecto al año 1995, y se encuentra en alerta respecto a las infecciones urinarias, úlceras, duodenitis y gastritis.

Y específicamente en el rubro del asma, Salamanca se encuentra cuatro veces arriba de la tasa estatal.“No se necesita ser un experto para darse cuenta de que Salamanca es una ciudad pequeña con grandes problemas”, sostiene Jesús Alberto Castro Roa, estudiante de la carrera de Comunicación de la Universidad de León preocupado por la situación de la ciudad en la que nació y vive. Junto a Karina Juárez Ramírez, maestra de la Preparatoria Oficial del municipio, conforman un equipo de trabajo que, a través de talleres y pláticas, intentan llegar a otros jóvenes para promover los cambios necesarios.

Ambos sostienen la teoría de que algunos rasgos del carácter de los jóvenes salmantinos obedecen al deterioro ambiental. “El cansancio, la pereza, la apatía y depresión son también síntomas de la poliglobulia (poca producción de glóbulos rojos), una enfermedad derivada de la contaminación”, estimó la maestra.Los jóvenes entusiastas señalaron que a pesar de la indiferencia y el miedo sobrevive el compromiso de personas como ellos, preocupados por revertir la situación.

Despierta polémica medición del aire

El doctor Antonio Vega Corona, catedrático de la Facultad de Ingeniería Mecánica, Eléctrica y Electrónica de la Universidad de Guanajuato, encabeza una investigación destinada no sólo a perfeccionar la estimación del índice de calidad del aire en Salamanca sino a pronosticar situaciones de contingencia.

La iniciativa se presentará el próximo 26 de septiembre en el Congreso de Innovación Tecnológico de Cuernavaca, y dos artículos sobre la investigación se publicarán próximamente en Inglaterra.

Con la colaboración de estudiantes de maestría de esa casa de estudios y dos becarios que aporta la Universidad, el equipo de 12 personas diseñó un sistema que toma en cuenta variables que el actual sistema de medición del Patronato para el Mejoramiento de la Calidad del Aire de Salamanca, no considera.

Consultado al respecto, el académico señaló que la fase 1 del proyecto toma en cuenta variables meteorológicas como el viento, la temperatura y la humedad a la hora de hacer mediciones. Ya que hacer una medición en un momento puntual es impreciso si se considera que una ráfaga de viento puede alterar el volumen de partículas que se miden sin que eso signifique que descendió el nivel de contaminación.

La segunda parte del proceso (que está en etapa experimental) busca fusionar las mediciones que hacen los censores de las tres casetas de monitoreo ubicadas en distintos puntos de la ciudad y a través de redes neuronales similares al sistema que se utiliza en las Bolsa de Valores para prever comportamientos del mercado financiero, hacer las predicciones.

Es decir, si se mantienen determinadas variables durante las próximas horas se puede prever una contingencia ambiental y actuar en consecuencia.

El actual sistema de medición del patronato es cuestionado por sus imprecisiones, así como la integración del mismo. El diputado Juan Alcocer Flores señaló al respecto que en plena contingencia en todo el corredor industrial por la quema de esquilmos en semanas pasadas, el patronato denunciaba una calidad de aire satisfactoria.

Ciudad de ‘mutantes’

El 12 de septiembre del 2000 Francisco Javier Romero Sierra jugaba futbol con unos amigos. Eran las 19:55 de la tarde cuando se produjo “la explosión más grande de la historia de la ciudad”, recuerda. Ese día, una nube amarilla grisácea con forma de hongo de unos 500 metros de altura y 150 metros de ancho se alzó sobre la colonia San Juan, donde vivía con su familia.

Cinco minutos después, una segunda nube se diseminó, ahora en forma de lluvia amarilla. La explosión provenía de la empresa Tekchem y dejó un saldo de 500 personas afectadas.

Rumbo a su domicilio encontró a su familia, que se dirigía a casa de una cuñada. Su esposa e hija de 13 años presentaban ya los primeros síntomas de intoxicación: mareos y náuseas.

En el hospital de Pemex se quitaron la ropa impregnada y se bañaron, pero los doctores no sabían qué hacer. Cuando se llamó a la empresa recomendaron consultar al Hospital Aranda de la Parra, en León, bañar a los afectados, aplicar oxígeno e inyectarlos para frenar las eventuales convulsiones.

Según Romero Sierra, desde entonces aumentaron los casos de cáncer y abortos espontáneos de los que no existe registro. “Vivíamos en la ignorancia”, reflexiona Romero Sierra, quien fundó un comité de ciudadanos afectados que espontáneamente se manifestó al otro día frente a la planta.

Ese comité luego se transformó en la organización civil DAME (Dedicación al Medio Ambiente y Mejoramiento Ecológico), que actualmente se dedica a la sensibilización y denuncia de contingencias de todo tipo.

El entonces presidente municipal Samuel Alcocer Flores culminó su gestión en octubre y su sucesor, Justino Arriaga, no atendió personalmente los reclamos. Su salvoconducto era el secretario de Desarrollo Social, de apellidos Carreño Moura, quien prometió una asesoría jurídica, económica y de salud que nunca llegó.

Se enviaron cartas detallando la situación a las más altas autoridades pero fue a través de la Jurisdicción Sanitaria que supieron de la gravedad del caso. El parateón y las materias primas con la que se produce se dispersaron en el aire con el riesgo de provocar daños al sistema nervioso central y los pulmones.

Puede provocar mal de Parkinson y afecciones en las extremidades inferiores así como edema pulmonar.La empresa Tekchem produce elementos orgánicos altamente contaminantes y productos como el DDT y los de “la docena trágica” como el clorobenceno útil para elaborar plaguicidas.

El parateón es un fungicida altamente cancerígeno prohibido en Estados Unidos y la Unión Europea que sólo se produce en México y la India.“Una empresa de este tipo no puede estar laborando en estas condiciones”, se queja el líder ambientalista, quien aseguró que nunca procedió nada contra esta empresa que en la actualidad tiene 180 obreros.

El fundador de DAME invita a los expertos a estudiar a los salmantinos “porque a esta hora ya debemos ser seres mutantes; hemos desarrollado defensas contra el impacto de los hidrocarburos, el aire, las radiaciones de la termoeléctrica, los plaguicidas y los aceites escareles (que alimentan los transformadores).

Por Agua y Suelo

La condición y cantidad del agua en Salamanca es crítica. Por un lado, la central termoeléctrica CFE consume gran cantidad de litros de agua por minuto que han ido secando los pozos de la ciudad. Por otro, los residuos químicos que se filtran a los mantos freáticos obligaron al cierre de 13 pozos artesanales contaminados con arsénico y otros productos tóxicos.

El río Lerma que atraviesa la ciudad también está contaminado y debido a los residuos inflamables se incendió.Con el aporte de empresas que mantienen pasivos tóxicos que se filtran a los mantos, el suelo y el agua de la ciudad está afectada.

Una lista parcial de empresas que tienen pasivos ambientales circula sin mayores consecuencia; a la cabeza figuran Tekchem, Univex, Sales del Bajío, Quidesa, refinería de Pemex y la termoeléctrica.

En Plan de contingencia

El 12 de julio de este año se pondrá en marcha el Plan de Contingencia Ambiental para el Municipio de Salamanca, la expectativa ciudadana es escasa.

Contaminada por aire, suelo y agua, la situación de contingencia se percibe como algo permanente que a ratos empeora.El plan pretende proteger la salud de la población mediante medidas concretas para reducir las emisiones de bióxido de azufre y partículas en los ámbitos industriales, agrícolas, de transporte y de servicios, manteniendo los niveles de acuerdo a las normas establecidas.

Durante el periodo de contingencia, las paraestatales se comprometieron a reducir emisiones de bióxido de azufre en un 46 por ciento en el caso de las termoeléctricas y hasta en un 40 por ciento en el caso de la refinería de Pemex.

El Patronato para el Monitoreo de la Calidad del Aire de Salamanca, A.C., operará la Red de Monitoreo Atmosférico de Salamanca, y difundirá públicamente en el municipio la información validada por el Instituto de Ecología del Estado.

Por otra parte, la Secretaría de Educación, el sector salud y Tránsito Municipal estarán informados de las medidas para las acciones inmediatas que permitan garantizar el bienestar de los habitantes.

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