viernes, 23 de marzo de 2007

UNAM denuncia a Semarnat por peligro a reserva biológica



Humberto Rangel cuida de la reserva con ayuda de su pecarí Chacho. En sus 13 mil 142 hectáreas, los expertos han registrado 540 especies. Foto: Marco A. Vargas

La dependencia autorizó, en el ocaso del foxismo, dos amenazadores proyectos turísticos

Piden revocar los permisos para crear en la costa de Jalisco dos desarrollos.

23-Marzo-07


Ocho días antes de que terminara el sexenio de Vicente Fox, el 22 de noviembre de 2006, la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales aprobó la construcción de dos proyectos turísticos en la costa de Jalisco. Lo grave es que estos proyectos amenazan la preservación de la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala, denunciaron científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Los dos desarrollos autorizados son vecinos de la zona protegida, cuya extensión es de 13 mil 142 hectáreas.

El proyecto Tambora instalaría, en una superficie de 681 hectáreas, un hotel gran turismo de 100 habitaciones, con campo de golf, lotes residenciales, spa, clubes de playa, hacienda, caballerizas y demás. Su principal promotor es el empresario Ari Nieto Vélez.

El proyecto IEL La Huerta, mejor conocido como Marina Careyes, construiría en 256 hectáreas una marina para 161 yates, villas, zonas comerciales, dos hoteles con mil 25 habitaciones y más. El inversionista principal es el ex banquero Roberto Hernández.

Científicos del Instituto de Biología, del Instituto de Ecología y del Centro de Investigaciones en Ecosistemas, todos de la UNAM, dijeron en el Jardín Botánico de la institución que la Semarnat les pidió datos para el diagnóstico de impacto ambiental, pero no atendió una sola de las recomendaciones, en las que se advertía sobre todo que la zona no tiene suficiente agua para sostener la reserva y un desarrollo urbano del tamaño de los proyectos de última hora.

Jorge Vega y Andrés García, investigadores de la Estación Chamela de Biología, explicaron que Chamela-Cuixmala alberga un ecosistema único y frágil. Es la llamada selva baja caducifolia, con árboles que reverdecen de agosto a noviembre, por las lluvias, pero el resto del año sueltan sus hojas y se convierten en un paisaje seco.

La particularidad de la reserva ubicada en Jalisco, reconocida como patrimonio de la humanidad por la Unesco, es que de las 423 especies animales que ahí habitan, 79 sólo existen en esa parte del planeta.

Y es que por tener la reserva tierra firme, manglares y costas marinas, lo mismo recorren sus suelos jaguares, pumas y ocelotes, que tortugas carey, golfita y laúd. También hay mapaches, monos, loros, cigüeñas, venados y ejemplares de tlacuachín, el marsupial más pequeño del mundo.

Entre más de 25 objeciones que hicieron los científicos al proyecto, destaca que los dos desarrollos consumirían cada año 450 millones de metros cúbicos, volumen muy superior al que aporta cada año el Río Chapela, único afluente que cruza la zona.

“Nosotros no nos oponemos al progreso económico, pero estos proyectos se están diseñando con una visión de corto plazo que no toma en cuenta las necesidades de sustentabilidad que exige la zona”, detalló Jorge Vega.

En las diferentes intervenciones se detalló el efecto que tendrían los cortes y rellenos de terrenos (pues sería preciso mover un millón de metros cúbicos de material), el desmonte de 174 hectáreas de bosque y el supuesto traslado de 500 mil árboles.

El estudio de impacto ambiental para Marina Careyes, autorizado por la oficina que de 2001 a la fecha encabeza Ricardo Juárez, había sido presentado en 2005, pero los promotores lo retiraron por los serios cuestionamientos que recibió. Luego lo presentaron con un nombre distinto en octubre de 2006, y bastó un mes para que fuera autorizado.

“La autorización denota una evaluación nula o manipulada”, sostuvo Mauricio Quezada, del Centro de Investigación de Ecosistemas. “Se presenta un aparente cumplimiento de leyes que en realidad transgreden las normas de conservación”.

El abogado Alberto Székely, del Consejo para la Defensa del Pacífico, dijo que en las inmediaciones de la reserva hay una residencia propiedad del ex gobernador del estado de México, Arturo Montiel Rojas, y que el inmueble “no tiene autorización de impacto ambiental” por la Semarnat.

Pero aunque el Consejo para la Defensa del Pacífico interpuso denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, encontró que “las autoridades han hecho oídos sordos”.

¿Juego sucio?

Gerardo Ceballos González, del Instituto de Ecología de la UNAM, consideró muy sospechoso el proceso de autorización para los desarrollos en la costa de Jalisco.

“Estoy seguro que es corrupción —dijo—. No es posible que hayan dado un permiso de esa naturaleza sin tomar en cuenta las enormes implicaciones ambientales que hay”.

En el sitio web de Semarnat se indica que los proyectos fueron autorizados el 22 de noviembre, pero el 30 aún no aparecían. Y en la Gaceta Ecológica del 23 de noviembre los permisos no existían.

México/Antimio Cruz y Verenise Sánchez

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