Por Jesús Ibarra
Atención
La ecoregión del río Lerma, que incluye la cuenca del río Laja que pasa por el municipio de Allende, es considerada como sobresaliente por la World Wildlife Fund debido a su gran biodiversidad y a su gran variedad de peces y sus más de 120 especies diferentes de aves.
Desafortunadamente, la cuenca del Laja ha sido severamente dañada por el crecimiento del Laja, la sobreexplotación de las aguas subterráneas, la tala de bosques para uso agrícola y la contaminación del agua. Además, la inadecuada extracción de arena y grava de la cuenca del río ha causado la erosión en las tierras aledañas al río. Todos estos factores han afectado a las comunidades y los ecosistemas en el área.
La comunidad de Atotonilco es una de las fuentes de contaminación que pone en peligro el Laja. El famoso santuario que se encuentra en dicha comunidad es un centro de devoción y de peregrinaje para cerca de 66,000 personas al año.
El drenaje del santuario –casi 2 millones de litros de agua al año –descarga directamente en el río Laja.
Los miembros de asociaciones civiles como Salvemos al Río Laja y Fluviales de Vida están preocupados por el futuro del ecosistema y de las comunidades en la cuenca del río y se esfuerzan constantemente por proteger el río. Fluviales de Vida, por ejemplo, donó dinero para la construcción de una planta de tratamiento de aguas grises en el santuario de Atotonilco.
El río Laja
Afluente del río Lerma, el Laja nace en las montañas en el noreste del estado de Guanajuato. Conforme fluye hacia el sur, el río y sus afluentes –San Marcos, San Gabriel, La Venta y Rancho Viejo –atraviesan los municipios de San Felipe, San Diego de la Unión, San Luis de la Paz, San José Iturbide, Doctor Mora, Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende.
Según información proporcionada por la Comisión Nacional del Agua, la cuenca del Laja tiene un área de 4,981 kilómetros cuadrados, y es la única salida natural de la Presa Allende. Después de la Presa, el Laja recorre los municipios de Comonfort, Celaya, Cortazar, Villagrán y Salamanca, en donde se une al Lerma. En San Miguel, las comunidades rurales a lo largo del Laja incluyen Tequisquiapan, Galvanes, Atotonilco, La Cieneguita, La Cuadrilla, San Miguelito, Montecillo de Nieto, Oaxaca, San Marcos, Guerrero, Don Juan, Cruz del Palmar, Rancho Viejo y Las Cañas.
El sitio web de Salvemos al Río Laja describe el río como un “corredor vital para la vida silvestre local y migratoria y el territorio de numerosas comunidades locales”. Especies vegetales como árboles de encino y pino, arbustos y nopales, así como aves tales como pelícanos, garzas y patos, se pueden encontrar en las riveras del río. La cuenca del Laja es también un lugar de diversidad cultural: cascos de viejas haciendas, capillas, iglesias y sitios arqueológicos se localizan a lo largo del río
Bob Kelly, presidente de Salvemos al Laja, dijo que es importante limpiar el río desde Atotnilco hasta la Presa Allende, pues según las autoridades, San Miguel tiene agua para 20 años, y la presa podrirá ser una fuente alternativa de agua potable. “Nosotros ayudamos Fluviales de Vida a iniciarse en este asunto y continuaremos ayudándoles en lo que necesiten. Hay mucho que hacer. Actualmente estamos ayudando a las comunidades cerca del río San Marcos, afluente del Laja, a extraer arena y grava de manera que se evite la erosión. El hecho de que la planta de tratamiento para las aguas grises del santuario ya esté trabajando es un buen primer paso”, dijo Kelly.
Atotonilco
Atotonilco, una comunidad rural con cerca de 500 habitantes en la parte occidental del municipio, está localizada cerca de la carretera a Dolores Hidalgo. Fue del famoso santuario de Atotonilco, de donde el Padre Miguel Hidalgo tomó la imagen de la Virgen de Guadalupe como estandarte al inicio de la Guerra de Independencia. Las numerosas imágenes y pinturas religiosas que se encuentran en el santuario están en constante mantenimiento y restauración a cargo del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) y por la asociación civil Adopte una Obra de Arte. Junto con San Miguel, del santuario está incluido en la nominación para pertenecer a la lista de la UNESCO de Patrimonio de la Humanidad. Atotonilco ha estado últimamente bajo el ojo público debido a la renuencia de los vendedores ambulantes, que venden objetos religiosos en la entrada del santuario, a ser reubicados por el gobierno municipal.
El santuario, fundado por el Padre Luis Felipe Neri de Alfaro en 1748, es un lugar de fe y devoción pare gente de varias partes del país. Miles de personas visitan el santuario semana con semana en peregrinaciones y retiros espirituales. Según el Padre Gumersindo Cortés, actualmente a cargo de la casa de ejercicios espirituales del santuario, los retiros en el santuario comenzaron el 12 de julio de 1765. Al principio, los retiros se llevaban a cabo 2 semanas al año, y después se incrementó a 5. “Actualmente tenemos retiros espirituales 33 semanas al año”, dijo el Padre Gumersindo. “En temporada baja recibimos cerca de 800 personas a la semana, y durante la temporada alta, que es Semana Santa y el verano, recibimos hasta 3,000 personas: Sería un promedio aproximado de 2,000 personas por semana”. Los retiros comienzan los domingos por la noche, con una misa, y terminan al siguiente domingo por la mañana.
El Padre Gumersindo llegó a Atotonilco hace siete años para hacerse cargo de la casa de ejercicios, y se dio cuenta que todo el drenaje del edificio descargaba al río Laja.
“Siempre he estado interesado en asuntos ecológicos y me empecé a preocupar por esta situación”, dijo el sacerdote. “No hay drenaje en la comunidad por lo que toda el agua negra descarga al río, pero la mayor parte proviene del santuario”.
El Padre Gumersindo entró en contacto con Leobardo Ramírez, biólogo experto en plantas de tratamiento de agua, y con su ayuda pidió ayuda al gobierno municipal para instalar una planta de tratamiento de aguas negras para la comunidad. “Queríamos la planta no sólo para Atotonilco sino para todas las comunidades cercanas”, dijo el Padre. “Con la última administración –tanto local como estatal –íbamos muy adelantados con los trámites, pero desde que el nuevo presidente municipal tomó posesión el asunto nio ha avanzado. No hemos tenido ningún acercamiento con él”.
Desde mayo pasado, una planta de tratamiento de aguas grises funciona ya en la casa de ejercicios, con un costo de alrededor de 300,000 pesos. La planta, que recicla el agua de lavabos y regaderas para reutilizarse en escusados y para el riego de jardines, es de uso exclusivo para la casa de ejercicios. El padre Gumersindo señaló que “la mayor parte del dinero para la planta provino de nuestros propios recursos como son las limosnas que dan las personas que vienen a los retiros, apoyos de las hermandades y de eventos especiales que organizamos para recabar fondos. La asociación civil Fluviales de Vida donó 28,000 pesos para el proyecto.
El Padre dijo que él y Ramírez continúan trabajando para hacer la planta de tratamiento de aguas negras realidad. “Es urgente lograrlo. No sé como o cuando pero se hará”, dijo.
El biólogo Ramírez dijo que una propuesta preliminar para la planta de tratamiento de aguas negras se presentó ante la Comisión Estatal de Aguas (CEAG). “Es un ante proyecto base para cualquier tipo de planta de tratamiento que se decida poner, ya sea química, biológica o un pantano artificial. Este anteproyecto tiene un costo de 140,000 pesos. La CEAG analizará que clase de planta se ajusta a las necesidades de Atotonilco”, dijo Ramírez.
Sin embargo, Francisco Peyret, director de Turismo y Fomento Económico, en coordinación con la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) dijo que existe un proyecto para la planta de tratamiento de Atotonilco que ya está en proceso, basado en tecnología checa. Señaló que este proyecto se probará primero en la vieja planta de tratamiento en el fraccionamiento El Nigromante, la cual nunca funcionó, y si resulta bien, será definitivamente instalado en Atotonilco. “Otra tecnología que estamos trayendo de la República Checa son unas plantas potabilizadoras portátiles. Con estas purificadoras podremos llevar agua potable a las comunidades que carecen del servicio,” dijo Peyret. Estas máquinas tienen un costo de 300,000 pesos.
Fluviales de Vida Fluviales de Vida A.C. es una asociación civil que representa el espíritu de amor y participación en favor del entorno natural y cultural que comparten las personas que conviven en la ribera del alto río de la Laja, en el norte de Guanajuato, México; entre el la cortina de la Presa Allende y las inmediaciones del cerro del Jovero.
Su misión es mejorar la calidad de vida de estas personas y promover las tradiciones culturales locales, manteniendo a la vez un balance con el ecosistema.
Don Gustavo Spinolo, fundador y actual presidente de Fluviales de Vida ha ayudado a la gente de Montecillo de Nieto, comunidad rural en donde se encuentra su hotel Casa de Aves, de diferentes maneras. Da trabajo en el hotel a 20 habitantes de Montecillo de Nieto y de la comunidad cercana de Rancho Nuevo. Con la ayuda de las autoridades de salubridad locales, logró traer servicio médico a la comunidad. “El verano pasado, con la colaboración de Audobon y PEASMA, organizamos cursos de verano para los niños de Montecillo de Nieto”, dijo don Gustavo. “Durante 15 días, los niños vinieron a Rancho Los Fresnos, a donde plantaron árboles, cultivaron hortalizas, ordeñaron cabras y cuidaron de los pollos. Es una manera de enseñar a los niños a cuidar las plantas y animales”.
Don Gustavo pretende continuar apoyando al proyecto de la planta de tratamiento de Atotonilco. Mientras tanto, Fluviales de Vida se ocupa de otros proyectos ambientales. Según Arturo Morales, gerente de la asociación, uno de los principales proyectos es un corredor turístico pero que proporcione un desarrollo sustentable a las comunidades de la zona.
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