miércoles, 23 de septiembre de 2009
Falsos kahlos van a la PGR
Excelsior
Patricia Cordero
Representantes del Fideicomiso Museos Frida Kahlo y Diego Rivera del Banco de México presentaron una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR) en contra de quien resulte responsable por la publicación de presuntas obras de la artista que expertos han considerado como falsas.
Las piezas atribuidas a Kahlo, cartas, dibujos, notas y pinturas, son propiedad de los anticuarios Carlos Noyola y Leticia Fernández, quienes viven en San Miguel de Allende, Guanajuato, y dirigen el Centro de Estudios del Arte Mexicano.
Las imágenes de esas obras son reproducidas en los libros Finding Frida Kahlo, editado por Princeton Architectural Press, y El laberinto de Frida Kahlo. Muerte dolor y ambivalencia. Cartas ilustradas, dibujos y notas íntimas, del Centro de Estudios del Arte Mexicano, una especie de folleto que se distribuye de manera gratuita en San Miguel de Allende.
En las oficinas de la PGR, en la Plaza de la República, frente al Monumento a la Revolución, se dieron cita Luis Pérez Arredondo y Fabián Ortega, delegados fiduciarios de los museos Diego Rivera y Frida Kahlo; así como Hilda Trujillo, directora de los museos Frida Kahlo y Diego Rivera-Anahuacalli; Pedro Diego Alvarado, nieto del muralista; Cristina Kahlo Alcalá, nieta de la pintora, y el historiador del arte James Oles.
“Lo que nos preocupa es que la obra de Kahlo está en libros y, como no se sabe la autenticidad, se comienza a comercializar”, señala Pérez Arredondo.
Oles apoya esta idea de la falsa información que se difundirá a través de esos libros, lo cual afecta no sólo el patrimonio artístico, sino el aprendizaje de la gente en torno a Kahlo.
“Alguien va a leer ese libro, se va a formar opiniones de Frida Kahlo que serán falsas. Si hay una carta en ese libro que dice ‘hoy sentí equis por Diego Rivera’, será un sentimiento falso”, comenta.
Ninguno de los especialistas involucrados ha visto físicamente los documentos, pero los trazos que han visto a través de las reproducciones, las faltas de ortografía y las caligrafías diferentes a las usadas en obras plenamente atribuidas a Kahlo los hacen parecer apócrifos.
“Lo interesante es saber quién hace estos documentos, que son más de mil 200, porque no es una sola persona, porque hay letras diferentes, estilos y cosas. Unos escriben derecho, otros de bajadita. Ellos (los anticuarios Noyola y Fernández) son los propietarios y tendrán que demostrar la autenticidad”, dice Alvarado.
La obra de Kahlo fue declarada monumento artístico de la nación el 18 de julio de 1984, mediante un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, por lo cual está protegida por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.
Oles confía en que la PGR dé un seguimiento cabal a la denuncia, con la misma importancia que si se tratara de falsificación de documentos de políticos.
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