Nuevos conocimientos sobre la
dispersión de las enfermedades infecciosas
Los científicos han ofrecido al mundo otra buena razón para proteger el medio ambiente. Han puesto al descubierto un odioso catálogo de enfermedades infecciosas que ha reaparecido y prosperado en lugares en los que los hábitat naturales están alterados o degradados por explotadores forestales, constructores de carreteras y presas e invasiones urbanas.
Descripción de la situación
La repercusión de la actividad humana en el medio ambiente adopta numerosas formas, muchas de ellas muy divulgadas, pero los expertos parece que han señalado ahora otro efecto secundario de esta interacción que tiene repercusiones directas en la salud de la población.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte de que la pérdida de bosques, la construcción de carreteras y presas, la dispersión de las ciudades, la limpieza de los hábitat naturales para la agricultura y la minería y la contaminación de las aguas costeras están impulsando condiciones en las que pueden propagarse nuevos y viejos patógenos, bacterias, virus y microorganismos que causan enfermedades. El PNUMA advierte que los hábitat y paisajes intactos tienden a frenar los agentes infecciosos, mientras que los hábitat y paisajes dañados, alterados o degradados cambian el equilibrio natural, poniendo en marcha la difusión a la población de enfermedades nuevas o existentes. El PNUMA señala igualmente las posibles conexiones con el cambio climático que puede alterar las temperaturas en beneficio de portadores como los mosquitos o que sobrecargan el medio ambiente y alteran los hábitats hasta tal punto que las poblaciones emigran como "refugiados ambientales".
La Organización Mundial de la Salud ha advertido la aparición de por lo menos 30 nuevas enfermedades en los últimos dos decenios "que amenazan la salud de cientos de millones de personas".
El contexto
Un equipo de la Universidad Johns Hopkins de los Estados Unidos descubrió que con sólo un 1 por ciento de aumento de la deforestación en el Perú aumentó el número de mosquitos transmisores del paludismo en un 8 por ciento. El estudio mostró que los insectos "se desenfrenaban" después de la destrucción de un 30 a un 40 por ciento del bosque. Los mosquitos pueden transmitir más de 100 virus conocidos a los seres humanos con inclusión, entre otros, de la fiebre dengue, la fiebre amarilla y a veces encefalitis y fiebre hemorrágica mortales.
Una urbanización rápida y no planificada se ha señalado que constituye la principal fuerza impulsora en la explosión de la fiebre dengue, que pasó de menos de 1.000 casos al año en el decenio de 1950 a una situación en la que unos dos millones y medio de personas están actualmente en peligro.
El virus nipah altamente patógeno, que hasta hace poco sólo se encontraba en murciélagos asiáticos que se alimentaban de frutas en Indonesia y Malasia, se ha vinculado a la pérdida de bosques. El informe Global Environment Outlook del PNUMA advierte que una combinación de incendios forestales en Sumatra y de deforestación en Malasia obligó a los murciélagos a entrar en estrecho contacto con cerdos domésticos, lo que dio al virus la posibilidad de difundirse a los productores de cerdos a finales de los años noventa.
Un estudio de las zonas de extracción de piedras preciosas en Sri Lanka ha puesto de manifiesto que los hoyos poco profundos que dejan los mineros son criaderos ideales para los mosquitos y epicentros del paludismo.
En los Estados Unidos han surgido casos de la enfermedad de Lyme transmitida por los ácaros en Nueva York y Connecticut al trasladarse seres humanos a zonas forestales en las que medran ciervos que transportan ácaros.
PARA MAYOR INFORMACIÓN
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA):
Eric Falt, Portavoz/dDrector de la División de Comunicaciones e Información Pública, Tel: +254 20 623292, Correo electrónico: eric.falt@unep.org;
Nick Nuttall, Jefe de medios de comunicación, Tel: +254 20 623084, Correo electrónico: nick.nuttall@unep.org;
Marion Cheatle, Oficial a cargo, División de Alerta Temprana y Evaluación, Tel: +254 20 623520, Correo electrónico: marion.cheatle@unep.org
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