Ya es común el ver los montones de bolsas de desperdicios en las esquinas. Fotos: América Ortiz
¿CULTURA?
Los peatones deben bajarse de la banqueta ya que los montones de desechos obstruyen el paso; otros piden a sus vecinos que no dejen sus bolsas en esa zona, aunque de nada sirve, lo hacen.
Correo
Por: América Ortiz ,
Sábado, 05 de Septiembre de 2009
La gente deja sus desechos en céntricas calles, originando focos de infección y peleas vecinales
SAN MIGUEL DE ALLENDE
San Miguel de Allende, ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, es ‘manchada’ por montones de basura, situación que además de ser un problema de imagen, ha provocado un conflicto social entre vecinos.
Esto quedó de manifiesto la mañana de este viernes cuando vecinas de la esquina que conforman las calles Volanteros e Insurgentes se quejaron por cerca de 30 bolsas de basura apiladas en una montaña, que invaden la entrada de una vivienda y llegan justo a la altura de la ventana de la otra.
Para los vecinos de la montaña de basura el problema no radica en que el camión de la basura no pase por la calle, sino que los vecinos no están dispuestos a hacerse responsables de sus desechos y esperar la oportunidad de tirarla en la unidad recolectora, sino que les es más fácil dejarla tirada en la esquina y de bolsa en bolsa se convierte en todo un foco de infección, porque también los perros callejeros las destruyen y al final se hace un tiradero de basura al aire libre.
Esquinas como la mencionada, la que forman las calles de Volanteros y Calzada de la Luz, la Avenida Guadalupe y muchas otras están invadidas por las montañas de basura durante la mañana, en espera de que el camión recolector se lleve sólo aquellas que están cerradas, porque las que los perros regaron ahí se quedan.
Problema de imagen urbana
A tan sólo dos cuadras del centro histórico de San Miguel de Allende, en una zona que también es considerada dentro del nombramiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad, están montañas de basura que generan un mal aspecto al municipio.
Frente a una de las tantas montañas de basura que diariamente construyen los vecinos, en la esquina de Volanteros e Insurgentes, está un negocio con venta de ropa, y ahí las empleadas aseguran que deben sufrir los fuertes olores de basura durante toda la mañana, además de que dan un mal aspecto a la ciudad.
Silvia Ramírez López, del negocio de ropa, aseguró que el camión de la basura sí pasa a recoger las bolsas, pero en ocasiones no lo hace e incluso se extiende toda la mañana del siguiente día, lo que provoca que incluso la gente se baje de la banqueta, con la mano en la nariz, para no pasar cerca de la basura.
Peligro en cada esquina
María Salud Cano, vecina de la calle Insurgentes, asegura que a su casa entran los malos olores, moscas, y otro tipo de insectos producto de la basura que sus vecinos, sobre todo la de una panadería La Espiga, ubicada en la misma calle, pues estos incluso tiran huevos y pan duro.
La ventana de la vivienda de María Salud está justo a la altura de parte del montículo de desechos y asegura que pese a que ha estado pidiéndoles que no dejen su basura en el lugar, no le hacen caso y por el contrario la ignoran.
Ahora un problema social
Esperanza Hortelano Aguilar, vecina de la calle Insurgentes, protagonizó una discusión con otro vecino la mañana de este viernes, cuando vio a un hombre dejando sus bolsas de basura en la puerta de su domicilio.
Por más que le exigió al señor que no la dejara ahí, éste la ignoró y se dio la vuelta abandonando sus desechos.
Aseguró que los pleitos con algunos vecinos ya son frecuentes, además de que ya han hablado repetidas ocasiones con el director de Servicios Públicos Municipales, Luis Francisco López Chávez, pero no le hace caso para recoger la basura lo más temprano posible y además asegura que incluso lo denuncia con los elementos de Tránsito y Seguridad Pública que pasan por la calle, pero de igual forma la ignoran.
Ella asegura incluso que el problema no es de la dirección de Servicios Públicos Municipales, sino de los vecinos de calles aledañas como callejón de Pilancón y Callejón de los Muertos, entre otras.
