Editorial Cuestión de vida

Lunes, 07 de Mayo de 2007
Correo

No obstante de que hace más de tres meses la Sierra Gorda de Guanajuato fue declarada reserva de la biosfera por el gobierno federal, al cabo de años de un sinfín de trámites, nada o muy poco se sabe del impacto que esa decisión causará en el noreste, particularmente, y en todo el estado. Circunstancia que debe llamarnos la atención porque revela la poca importancia que se le ha dado al tema.

Hoy sabemos que la declaratoria afectará directa o indirectamente la vida de casi 135 mil personas que viven en 269 comunidades de los municipios de Xichú, Victoria, San Luis de la Paz, Atarjea y Santa Catarina, territorio de 236 mil 882 hectáreas que resguarda una diversidad de especies de flora y fauna únicas en el mundo y en riesgo de extinción: el sotol, las biznagas y ferocactus; halcón peregrino, águila migratoria mayor, el gavilán bicolor, y mamíferos como el cacomixtle, el tlacoyote, el zorrillo manchado y el oso negro.

El reglamento para el cuidado de la zona está en proceso de elaboración por parte de las autoridades federales. Es decir, los pobladores y las autoridades municipales y estatales todavía están a la espera de conocer la normatividad que regulará las acciones a realizar en el corto, mediano y largo plazos para la regeneración, conservación y protección de esa región.

Si bien la declaratoria de la Sierra Gorda como reserva de la biosfera es resultado de los esfuerzos de muchas personas preocupadas por nuestro entorno, de lo cual cabe felicitarnos, la situación que impera hasta el momento debe ponernos en alerta por la siempre abierta posibilidad de que surjan falsos propietarios de tierras o compradores de ocasión que pretendan hacer negocios con terrenos que muy probablemente se verán beneficiados con recursos estatales, federales e internacionales, pero que lo menos que buscan es contribuir a la protección de la zona. Se trata de involucrarnos en el cuidado de nuestro medio ambiente; una oportunidad de vida.