Redacción
El Universal
Sábado 01 de septiembre de 2007
Veintiséis sitios naturales y culturales declarados patrimonio mundial por la UNESCO, muestran ya los efectos del cambio climático.
Y aunque ninguno de estos se encuentra en México, cinco están en América. En el informe “Estudios de casos sobre el cambio climático y el patrimonio mundial”, presentado en la 31 Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, que tuvo lugar en Nueva Zelanda en julio pasado, se incluye un listado de 26 sitios, correspondientes a 20 naciones, en los que se han evidenciado los efectos negativos del cambio climático.
Entre las naciones con el mayor número de sitios declarados como patrimonio mundial afectados por el cambio climático se encuentran Australia (la gran barrera de coral, la región de las montañas azules y los trópicos húmedos de Queensland). También están Gran Bretaña (con el palacio y la abadía de Westminster, la iglesia de Santa Margarita, la torre de Londres y el marítimo Greenwich) y Perú (el parque nacional Huascarán y las zonas arqueológicas de Chan Chan y Chavín).
El Comité de Patrimonio Mundial reconoció la emergencia de esta amenaza y exhortó a la comunidad internacional a integrar planes de acción y políticas de preparación para hacer frente a esta situación. El informe de la UNESCO, del cual se da cuenta en un comunicado del INAH, comprende cinco capítulos relativos a los problemas que enfrentan glaciares, biodiversidad marina, biodiversidad terrestre, sitios arqueológicos, ciudades y asentamientos históricos por el cambio climático.
Señala que las tendencias de los efectos desfavorables del calentamiento global sobre los bienes naturales y culturales podrían manifestarse con el aumento en la temperatura del mar y el incremento de dióxido de carbono disuelto en el océano, lo que dificultará la conservación de los arrecifes de coral.
El derretimiento de los glaciales y el deshielo de algunos sitios montañosos, inscritos en el listado mundial por su belleza excepcional, podrían cambiar drásticamente.
En lo concerniente a la flora y fauna, el cambio climático forzará a algunas especies a migrar, pues no serán capaces de adaptarse y ello significará un problema para la preservación de la biodiversidad de los sitios declarados en la categoría de Bienes Naturales.
Las evidencias arqueológicas bajo tierra podrían perderse rápidamente si la integridad estratigráfica del suelo cambiara a causa del incremento de inundaciones, derretimiento de hielos polares y cambios en las precipitaciones pluviales. Las sequías e inundaciones podrían tener efectos devastadores sobre los edificios y el tejido social de las ciudades y asentamientos humanos históricos, lo que también propiciaría entre la población cambios en su estilo de vida y relaciones sociales, inclusive la migración y abandono de su patrimonio construido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario