Por: Sun,
Martes, 28 de Agosto de 2007
Correo
MEXICO, D.F.
Durante el último trimestre de este año, expertos del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, por sus siglas en inglés) harán una visita de evaluación a San Miguel de Allende, Guanajuato, como parte del proceso de nominación de esta ciudad histórica para su posible inscripción en 2008, en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Considerado como uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura colonial generada en la Nueva España, y sitio en el que se originó la Independencia de México, San Miguel de Allende constituye además uno de los ejemplos de conservación del patrimonio edificado que se lleva a cabo de manera estricta entre la población y los tres niveles de gobierno.
Tras la entrega en enero del expediente técnico de nominación de la ciudad histórica al Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO, cuya integración fue coordinada por Francisco López Morales, titular de la Dirección de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el organismo internacional remitió el documento a Icomos para su revisión y dar paso al proceso de evaluación del sitio.
Al respecto, Michael Petzet, presidente de Icomos, en su reciente visita a México dio a conocer que en noviembre próximo arribará a Guanajuato la comisión técnica que evaluará el estado de conservación que guarda San Miguel de Allende, así como los instrumentos normativos, administrativos y de operación con que cuenta la ciudad.
"Creo que todos desean que San Miguel de Allende se encuentre inscrita, soy optimista pero no es decisión nuestra, sólo somos un órgano asesor del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO", expresó el dirigente de Icomos.
La candidatura, que lleva por nombre La Villa Protectora de San Miguel el Grande y el Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco, contempla un total de 64 manzanas que conforman el centro histórico de esta ciudad colonial fundada en 1542.
Incluye el emblemático Templo de San Miguel Arcángel, inmueble del siglo XVII característico por su fachada estilo neogótico y de tonalidad rojo óxido, misma que es rematada con pináculos adornados con motivos geométricos y se empezó a construir en 1880 respetando el resto del templo colonial.
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