miércoles, 25 de julio de 2007

Las cartas de El corazón de Frida “son auténticas”: García Bustos

Certificaron esa colección los Fridos y una nieta de Rivera, asegura Carlos Noyola
En las misivas reconozco el temperamento y el pensamiento de mi maestra, insiste el pintor
“No permitiremos que nadie, ni Tibol, las descalifique”, indica el vendedor del acervo

La Jornada
ANGEL VARGAS


El pintor Arturo García Bustos insiste en que la colección El corazón de Frida, propiedad del matrimonio Howard, “es auténtica”, en contraste con lo manifestado por la crítica de arte Raquel Tibol, el pasado 6 de julio.

El artista basa sus argumentos en el conocimiento que tiene de Frida Kahlo, de la cual fue alumno y con quien trabajó durante 11 años.
La polémica comenzó cuando Raquel Tibol dio a conocer a la prensa el interés de un particular por vender a una editorial argentina, “unas 60 cartas” de Frida, a las que calificó de apócrifas.
Un nuevo personaje se suma ahora a esa controversia: el coleccionista y anticuario Carlos Noyola Fuentes, quien fue el vendedor de esa colección, integrada por 43 piezas, entre escritos y dibujos, la cual, afirma a La Jornada, se desprendió de un importante y numeroso acervo de su propiedad (939 piezas relacionadas con Frida, entre objetos personales, cartas, escritos, poemas, dibujos y pinturas).

Noyola subraya que la columna de ese corpus está compuesta por misivas (poco más de 700) y afirma poseer documentos legales, entre ellos una fe notarial y las cesiones de derechos que certifican la procedencia de ese acervo.
Anuncia que para defenderlo llegará inclusive hasta los tribunales: “De ninguna manera permitiremos que lo descalifique nadie, y mucho menos la señora Raquel Tibol”.

Expresiones de sensibilidad

En un comunicado, así como en entrevista con este diario, García Bustos encara lo expresado por Raquel Tibol sobre la colección de la pareja estadunidense, Joanne y Graeme Howard, lo cual fue recogido en esta sección el 9 y el 11 de julio.
“Cuando manifesté que no recordaba haber identificado 60 cartas de Frida Kahlo, como afirmó la señora Tibol, fue porque, efectivamente, nunca he certificado un lote de 60 cartas”, escribió.
“Sin embargo, al aclarar que se trata de 35 misivas, afirmo que este lote, que me mostraron (los Howard) en una caja laqueada de Michoacán, con la firma de Frida Kahlo, en cuyo interior había seis acuarelas, 35 escritos, algunos de los firmados, entre los que se encontraban poemas, pensamientos, recados para Diego y dos tarjetas postales de París que nunca fueron enviadas, son escritos auténticos de mi maestra Frida Kahlo, que reflejan una escritura libre, sentimientos de dolor emanados del corazón, aunque la señora Tibol afirme lo contrario.”
Ya en la conversación con La Jornada, García Bustos acepta que él y su esposa, la pintora Rina Lazo, quien es otro de los cuatro alumnos de Frida, comprobaron asimismo la autenticidad del señalado acervo propiedad de Carlos Noyola:
“La colección en general me parece totalmente auténtica y, sobre todo, mirando el origen con más razón siento que estoy en lo justo al afirmar que son originales.”
–¿Cuáles son los parámetros o características para determinar si un manuscrito es de Frida o no?, ¿y en el caso de una pintura y un dibujo?
–Por el contenido, sobre todo. A veces la letra es garabateada; porque ella estaba recostada en su cama, la tinta se le tira o la tira a propósito; también se le reconoce por su temperamento, su modo, su pensamiento.
Abunda Rina Lazo: “La grafología de ese acervo fue ya estudiada, ya están los resultados, me lo dijeron los señores Noyola. Conocemos a la maestra, su temperamento, su manera de ser y expresarse. En esas cartas aparecen muchos nombres de amigos comunes que, aunque hayan muerto, son referencias que no puede mencionar un falsificador.
“En el caso de un dibujo, conocemos lo que hacía Frida; no necesitamos hacerle el análisis. Somos artistas y sabemos que para hacer todo eso se necesita tener el temperamento artístico, la sensibilidad.”
Kahlo y la necesidad de expresarse
En réplica también de lo afirmado por Raquel Tibol, Carlos Noyola envió a este diario una carta aclaratoria y fue entrevistado. En la conversación, aseguró que su colección, de la cual se desprendió la de los Howard, fue certificada, además de Los Fridos, por Ruth Alvarado Rivera, nieta de Diego Rivera.
Explicó que, antes de comprarlo, este acervo fue propiedad de dos personas, de las cuales se reservó el nombre, aunque sostuvo que eventualmente podría revelarlo.
Desde su adquisición, hace dos años, él y su esposa, Leticia Fernández, se han dado a la tarea de analizar y estudiar “de forma exhaustiva” esas piezas, y sostiene:
“Somos anticuarios y tenemos conocimiento sobre lo que es una obra antigua, de los procesos del tiempo a través de los diversos materiales, madera, papel, lámina; sobre rasgos, firmas; contamos con herramientas para hacer análisis objetivos, como luces negras, lentes potentes, rayos infrarrojos, etcétera.
“Dedicamos dos años al análisis de la obra, leyéndola, sobre todo las cartas, y comparando con lo que existe en el catálogo de las pocas que hablan sobre su vida personal.
“Descubrimos muchas correlaciones entre las publicaciones, pero también mucha falta de información de la verdadera Frida y su realidad.”
Abunda: “En este acervo existe mucho material desconocido, lo cual es extraordinario, digno de estudio; que la gente capacitada puede aprovechar para hacer nuevas referencias sobre aspectos desconocidos de Frida. Por lo cual casi terminamos un espacio (en San Miguel de Allende), que dedicaremos a la investigación sobre Frida Kahlo con este material y el que quiera agregarse”.
Noyola adelanta que, a la par, planea editar uno o una serie de catálogos, “pues vienen facetas de ella, como sus recetas de cocina, cosas muy íntimas que vienen en un diario, diferente al que se conoce”.
El coleccionista y anticuario revira el argumento de Raquel Tibol de que Frida no acostumbraba usar cualquier papel para sus textos y dibujos: “Eso no es cierto. Tenemos algunas escritas hasta en papel de toilette.
“Frida tenía mucha necesidad de expresar sus sentimientos y su soledad. También los dibujos los hacía en cualquier tipo de papel. Además, tenemos comprobación en las cartas que escribía y pintaba con la mano izquierda. Hay muchas cosas que se desconocen de ella. De allí la importancia de este acervo.”

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